jueves, 14 de abril de 2016

Tardes.

Hay días nublados que pueden estar llenos de sorpresas o de momentos inolvidables, días que empiezan con mal pie y poco a poco van coloreándose de risas y felicidad.


Somos extraños, indecisos y a veces complicados, buscamos y buscamos algo que nos llene y nos haga sentir bien sin darnos cuenta que podemos tenerlo muy cerca, una taza de café, una porción de tarta en el casco antiguo y un paseo por sus calles.

 El tiempo siempre es la escusa perfecta, y la mayor parte, nos dedicamos a quejarnos de su falta, una falta, que solo los desordenados como yo, podemos tener.


 Mi post de hoy va dedicado a esos líos metales que ni el mar en calma seria capaz de apaciguar, y que sin pensarlo demasiado, consiguen sacarte a la calle y chocarte una y otra vez con los rincones que más te gustan, e igual que sin pensarlo, te vez capaz de plasmar en cuatro o cinco fotos, una tarde de lluvia con pantalones de color, primaveras. 





Somos y seremos tiempo fugaz, un bonito recuerdo, un presente a medio dibujar, un futuro con mucho que hablar... 























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