Somos extraños, indecisos y a veces complicados, buscamos y buscamos algo que nos llene y nos haga sentir bien sin darnos cuenta que podemos tenerlo muy cerca, una taza de café, una porción de tarta en el casco antiguo y un paseo por sus calles.
El tiempo siempre es la escusa perfecta, y la mayor parte, nos dedicamos a quejarnos de su falta, una falta, que solo los desordenados como yo, podemos tener.
Mi post de hoy va dedicado a esos líos metales que ni el mar en calma seria capaz de apaciguar, y que sin pensarlo demasiado, consiguen sacarte a la calle y chocarte una y otra vez con los rincones que más te gustan, e igual que sin pensarlo, te vez capaz de plasmar en cuatro o cinco fotos, una tarde de lluvia con pantalones de color, primaveras.
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